¿Por qué camino vino hoy mi infancia?
Otras tardes camina por la playa
como una niña que, excesivamente,
suma collares a su frágil cuello
y luce una diadema de cristales
que el sol llena de alumbre; pero hoy
la infancia se vistió para la escuela,
se fue a poner un pie en la casa grande,
a sacar el cuaderno, el tajador,
el bicolor, el borrador, el lápiz:
se fue a pintar la vida de sabores.
Me despeino en la hora de la brisa
y hay un gozo de arena en mis zapatos
que baila cuando salto en la vereda.
Recuerdo las veredas: colosales,
de granito; pero también recuerdo
los huertos yermos, el otoño lento.
Es justo aquí cuando el invierno cae
de pesado. Mas no es un peso muerto;
viene a sembrar coronas de cascajo,
viene a dictar condena, a excomulgar,
a promulgar la ley de la hojarasca;
y yo, que ayer domingo le temía,
hoy ya no estoy aquí: me fui a la escuela.
Pero esta vez me encuentro en el camino
con una niña que, en corona verde,
alfombra con espigas la vereda
hacia la escuela, y en corona azul
vuelve diamante lo que era pedrusco.
Camino de la casa voy, hermanos.
He retratado (en mí) el mundo de Marina.
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