martes, 12 de agosto de 2008

El mundo de Marina

¿Por qué camino vino hoy mi infancia?

Otras tardes camina por la playa
como una niña que, excesivamente,
suma collares a su frágil cuello
y luce una diadema de cristales
que el sol llena de alumbre; pero hoy
la infancia se vistió para la escuela,
se fue a poner un pie en la casa grande,
a sacar el cuaderno, el tajador,
el bicolor, el borrador, el lápiz:
se fue a pintar la vida de sabores.

Me despeino en la hora de la brisa
y hay un gozo de arena en mis zapatos
que baila cuando salto en la vereda.
Recuerdo las veredas: colosales,
de granito; pero también recuerdo
los huertos yermos, el otoño lento.
Es justo aquí cuando el invierno cae
de pesado. Mas no es un peso muerto;
viene a sembrar coronas de cascajo,
viene a dictar condena, a excomulgar,
a promulgar la ley de la hojarasca;
y yo, que ayer domingo le temía,
hoy ya no estoy aquí: me fui a la escuela.

Pero esta vez me encuentro en el camino
con una niña que, en corona verde,
alfombra con espigas la vereda
hacia la escuela, y en corona azul
vuelve diamante lo que era pedrusco.

Camino de la casa voy, hermanos.

He retratado (en mí) el mundo de Marina.

viernes, 12 de octubre de 2007

sábado, 26 de mayo de 2007

1

A veces tu voz pálida de niña emigrada
viene de ayer ceñida inmóvil en la niebla,
delgado pájaro nocturno, nudo agónico
doblando el tiempo a través de las cosas.

Yo la veo venir de lo que siempre queda,
alada de reciente gravedad nocturna
como tumbando pájaros de ondas incesantes
que la afectaran volando.

La noche se reúne de veleros lanzados
y antes, antes recogí estrellas en la mano.

A veces yo te llamaba como persiguiéndote,
estirando la voz en lo que el eco ocupa.
Te buscaba en la noche con loco desorden,
con la tremenda agonía de la tempestad,
pero apenas, apenas huía en tu ayuda
como un niño solitario de gigantes visiones.

Muchas veces en mí te sentí oculta
como una rosa concebida con un día interior
en la discreta transparencia de la luz
a verte nadie el ser que hizo el universo.

Y se unen en ti los mundos de mi mano,
se levantan los vientos que serán mañana.

Y me miro en tu gracia de niña enamorada.

jueves, 24 de mayo de 2007

Octaedro 53

He tomado el café, por fin, amargo,
escapándome acaso, sin sentirlo
y el café que tomé calzó en mi alma
y en ella, derramada, hizo un camino.
Poco a poco, como si cantando,
me alejé de tu huella, sin ser visto
y la mirada se quedó contando
con que has estado, con que has existido.

Octaedro 52

Estás aquí, como si no estuvieras
y tu aliento cundiera en el vacío.
Es aquí que no estás, o la ciudad
me dice, a su manera, que yo existo.
El viento se levanta aún más alto
que el bloque de cemento construido
a un costado de la gran manzana
levitando el volumen peregrino.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Prólogo

A) Debo pintar la casa,
afirmar el color,
deponer lo gastado
y encumbrar a una flor
que respire el acierto
de los días de sol.

A) Encontrar allí mismo
mi primer corazón,
el delgado camino
a la plena razón,
descubrir que el destino
algo mío guardó.

B) El primer beso humano,
la primera sonrisa,
la primera campana,
la primera caricia,
la primera batalla,
el primer buen amor,
la primera palabra…

C) Cómo puedo ser joven
en el patio de Dios,
cómo poeta y hombre,
sin Platero y Ramón.
[A ellos les traigo flores
porque no pude el sol,
vellocinos y olores
en su tumba con flor.]

A) El lugar tras el muro
nunca se nos perdió,
cayó sólo en desuso
como un viejo carbón,
todo vuelve a lo suyo
como un acto de amor.

A) En las primeras cosas
hay algo más que olor,
más que materia y forma,
más que luz y color,
más que savia y aroma,
siempre hay algo de amor.

B) El primer globo de agua,
el primer día de misa,
la primera esperanza,
la primera conquista,
los primeros fantasmas,
el primer desamor,
la primera palabra...

C) Madre, hoy siento frío
porque no salió el sol.
Madre, hoy siento frío
pero aduzco sudor.
Ahora te traigo flores
porque no pude el sol,
ahora te traigo flores
desde el patio de Dios.

B) Mi primer Garcilazo,
mi primera mentira,
mi primera guitarra,
mi primera poesía,
el amor a distancia,
y el amor sin amor,
la primera palabra…
es la casa vacía.

martes, 22 de mayo de 2007

Autenticidad

Como empieza a rotar en su órbita el sol
y la planta que da una flor para dos,
un incendio en el mar que retruca dolor
con autenticidad.

Como sueña un color el pintor al dejar
a su pequeño amor en un óleo inmortal
y la rosa que dio su derecho a soñar
con autenticidad, autenticidad.

Cuánto tarda el amor en ponerse a volar
con autenticidad.
Qué se pondrá a soñar si no suena la voz
que lo haga brotar.

Si la vida es fugaz como un beso entre dos
no le quiero cortar un encuentro de amor,
una hora de paz, una luna y un sol
con autenticidad.

Y ¿qué debe pasar si es que ya no pasó
para poder amar?
¿Qué no debe faltar si es que ya no faltó
que no se pueda hallar, con autenticidad,
con autenticidad, con autenticidad…