sábado, 26 de mayo de 2007

1

A veces tu voz pálida de niña emigrada
viene de ayer ceñida inmóvil en la niebla,
delgado pájaro nocturno, nudo agónico
doblando el tiempo a través de las cosas.

Yo la veo venir de lo que siempre queda,
alada de reciente gravedad nocturna
como tumbando pájaros de ondas incesantes
que la afectaran volando.

La noche se reúne de veleros lanzados
y antes, antes recogí estrellas en la mano.

A veces yo te llamaba como persiguiéndote,
estirando la voz en lo que el eco ocupa.
Te buscaba en la noche con loco desorden,
con la tremenda agonía de la tempestad,
pero apenas, apenas huía en tu ayuda
como un niño solitario de gigantes visiones.

Muchas veces en mí te sentí oculta
como una rosa concebida con un día interior
en la discreta transparencia de la luz
a verte nadie el ser que hizo el universo.

Y se unen en ti los mundos de mi mano,
se levantan los vientos que serán mañana.

Y me miro en tu gracia de niña enamorada.

jueves, 24 de mayo de 2007

Octaedro 53

He tomado el café, por fin, amargo,
escapándome acaso, sin sentirlo
y el café que tomé calzó en mi alma
y en ella, derramada, hizo un camino.
Poco a poco, como si cantando,
me alejé de tu huella, sin ser visto
y la mirada se quedó contando
con que has estado, con que has existido.

Octaedro 52

Estás aquí, como si no estuvieras
y tu aliento cundiera en el vacío.
Es aquí que no estás, o la ciudad
me dice, a su manera, que yo existo.
El viento se levanta aún más alto
que el bloque de cemento construido
a un costado de la gran manzana
levitando el volumen peregrino.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Prólogo

A) Debo pintar la casa,
afirmar el color,
deponer lo gastado
y encumbrar a una flor
que respire el acierto
de los días de sol.

A) Encontrar allí mismo
mi primer corazón,
el delgado camino
a la plena razón,
descubrir que el destino
algo mío guardó.

B) El primer beso humano,
la primera sonrisa,
la primera campana,
la primera caricia,
la primera batalla,
el primer buen amor,
la primera palabra…

C) Cómo puedo ser joven
en el patio de Dios,
cómo poeta y hombre,
sin Platero y Ramón.
[A ellos les traigo flores
porque no pude el sol,
vellocinos y olores
en su tumba con flor.]

A) El lugar tras el muro
nunca se nos perdió,
cayó sólo en desuso
como un viejo carbón,
todo vuelve a lo suyo
como un acto de amor.

A) En las primeras cosas
hay algo más que olor,
más que materia y forma,
más que luz y color,
más que savia y aroma,
siempre hay algo de amor.

B) El primer globo de agua,
el primer día de misa,
la primera esperanza,
la primera conquista,
los primeros fantasmas,
el primer desamor,
la primera palabra...

C) Madre, hoy siento frío
porque no salió el sol.
Madre, hoy siento frío
pero aduzco sudor.
Ahora te traigo flores
porque no pude el sol,
ahora te traigo flores
desde el patio de Dios.

B) Mi primer Garcilazo,
mi primera mentira,
mi primera guitarra,
mi primera poesía,
el amor a distancia,
y el amor sin amor,
la primera palabra…
es la casa vacía.

martes, 22 de mayo de 2007

Autenticidad

Como empieza a rotar en su órbita el sol
y la planta que da una flor para dos,
un incendio en el mar que retruca dolor
con autenticidad.

Como sueña un color el pintor al dejar
a su pequeño amor en un óleo inmortal
y la rosa que dio su derecho a soñar
con autenticidad, autenticidad.

Cuánto tarda el amor en ponerse a volar
con autenticidad.
Qué se pondrá a soñar si no suena la voz
que lo haga brotar.

Si la vida es fugaz como un beso entre dos
no le quiero cortar un encuentro de amor,
una hora de paz, una luna y un sol
con autenticidad.

Y ¿qué debe pasar si es que ya no pasó
para poder amar?
¿Qué no debe faltar si es que ya no faltó
que no se pueda hallar, con autenticidad,
con autenticidad, con autenticidad…

sábado, 19 de mayo de 2007

En ti la maravilla

En ti veo la maravilla que sólo puede encontrarse en un ángel, celeste hasta el desnudo, orientado al deseo de ser tu deseo; ángel que llena su divina alforja de las hojas que caen de mi corazón ardiente.
En ti veo la magia trascendente de una amante muerta. Muerte que me deslumbra, como un cuadro vacío, que lleva mi suerte a la esquina del sufrimiento.
Alguna vez he de encontrarte allí, donde la vida abre los brazos como mil caminos, allí donde se cruzan los caminos que se alejan y los que andan de regreso.
Encontrarte perfecta, transparente, muerta. Muerta de misterio, de horas, de silencios despiertos, de hijos abandonados y recuerdos sin precio. Muerta de misterio como el amor indecible y la noche náufraga.

jueves, 17 de mayo de 2007

Mi madre inventó la realidad

Créame cuando le digo que en cierto modo reivindico para mí la gracia inventiva de mi madre. En cierto modo digo, porque así como yo escribía un poema, ella era un poema. Sabrá usted que cada centímetro de mi cuerpo que usé, cada metro de camino que pisé, cada altura a la que ascendí; son distancias inventadas por mi madre, humanas por herencia —aunque las luces y las sombras de los días, las estaciones invasoras, en honor a la verdad, son ajenas a su voluntad—.
Nunca pude componer mi primera canción; ella era el mismo origen de la música.
Inventaba, descubría, revelaba, descifraba, los hilos de la naturaleza, segura de encontrar, a fuerza de moldear los cabos sueltos del destino, el invento más sublime que se haya dado a los hombres desde el día en que Dios inventó a Dios. Ese día llegó. Nos puso a todos detrás de la primera puerta, y colocó su mano en el manubrio. La abrió de par en par. Mi madre inventó la realidad.

martes, 15 de mayo de 2007

Alas tres

Este poema tiene alas (una o dos).

Vino de ti volando como el aire
por los canales de tu propia voz
recogiendo virtudes de domingo
(el aura, la memoria y una flor).

Luego, como una estela de chispitas
ardiendo, en la ventana, se posó
y como remolino entró a mi tema,
casi que fue un encuentro de los dos.

Ahora, este nuevo día, qué es.
Un poema con alas que llegó
y ahora te lo envío ya de vuelta.
A la una, a las dos...

Alas tres.

martes, 8 de mayo de 2007

Carta de navidad

Hoy fue un día en que necesité hacer algo, sobre todas las cosas. Una carta de navidad para ti. Ello nació de saber que ibas a estar lejos de casa y “otra vez sola” en navidad. Ojalá esta carta, que extrañamente he ubicado entre mis Cartas solitarias, te acompañe cuando debas transitar por los momentos más difíciles, y lo haga bien, es decir, represente lealmente la mano, el corazón y el pensamiento de alguien que entonces reunirá todo el cuerpo de su propia luz para encender y mantener una pequeña fogata en tu corazón.
Durante este año, tomé pulso, como hombre, a mi antigua negación divina, y como hombre me considero ahora más creyente que muchos de los creyentes que conozco. Amar a mi prójimo, creer en el destino humano, considerar que se avanza, de a pocos, hacia la perfección moral, constatar que muchos, muchos seres humanos luchan y trabajan por la conservación del mundo y el progreso de la humanidad, entender que la poesía atraviesa sin cesar el tiempo en busca de una cura definitiva a la insensibilidad, me hace, querida Katty, un creyente confeso.
Di forma a mi pasión por las cartas, encontrando que debo ser o soy el remitente y el cartero de cada ser humano. Tocar cada puerta, saludar al hombre, a la mujer, al niño, y dar a conocer la noticia de los eventos recientes del espíritu humano, me concierne más que nunca ahora.
Durante el año que termina, conocí el ataque personal con meros fines destructivos, y la tristeza, una vez más, y la íntima angustia de la vida cotidiana. Pero también conocí una rara forma de avan­zar, de transitar, que puede definirse como la libertad de acercarme a los seres que moran en el mundo de mis afectos, tú entre ellos. Desde entonces, cada vez que la soledad se aparece en mis predios, salen a recibirla algunos de esos seres que amo, ora los que están lejos, ora los de mi casa, ora los que no están.
Debo, empero, sacar esta carta de este capítulo solitario. Es una promesa a la que me debo. Porque esta carta no es una carta solitaria. Es una carta para ti.